sábado, 11 de outubro de 2008

nunca li nada nadinha do Le Clézio e o tipo lê e cita Dagerman

Luis Miguel Pascual

París, 9 oct (EFE).- (...) Habló poco de su obra y de sus influjos, aseguró que busca "una cierta ingenuidad y frescura" cuando escribe y reveló con seguridad sus fuentes de inspiración: "una mezcla de mis recuerdos de infancia, de mi vida de adulto y de lo que constato en cada instante. Mis fuentes están en la realidad".

Cuando esta mañana sonó su teléfono, Le Clézio estaba leyendo "La dictature du chagrin", de Stig Dagerman, y aprovechó la ventana que le abrió el premio para recomendar la lectura de novelas como antídoto para los problemas que atraviesa la sociedad, desde la crisis económica a "la tendencia excesiva a destacar el peligro que representan los extranjeros".

"Leer novelas es una buena forma de interrogar al mundo actual sin que el resultado sean respuestas demasiado esquemáticas. El novelista no es un filósofo, no es un técnico de la lengua, es alguien que hace preguntas y si hay un mensaje que quiero enviar es que hay que hacerse preguntas", señaló el autor.

Recibió la noticia del premio con naturalidad y no cree que el prestigio del galardón cambie su vida. "Estoy escribiendo un libro y no me voy a parar por esto. Creo que ahora todo va a ser más sencillo. La Academia me ha regalado tiempo", dijo el literato nacido hace 68 años en Niza, en el seno de una familia de exiliados de las Islas Mauricio, una ex colonia francesa que siente como su patria.

Le Clézio no ha hecho otra cosa en su vida que escribir y viajar. Con siete años completó dos obras en el barco que le llevaba rumbo a Nigeria, donde su padre, médico de origen británico, había sido destinado durante la Segunda Guerra Mundial.

Con 23 recibió el premio Renaudot por "Le procès verbal" y con 40 la Academia Francesa galardonaba su novela "Désert" como la mejor del año. En 1994 una encuesta organizada por una revista literaria le señalaba como el mejor literato francés con vida.

"Todos los premios literarios son una suerte, dan tiempo y suponen una motivación", afirmó el escritor que, sin embargo, reivindicó su gusto por la vida apartada y aseguró que siempre le ha molestado el ruido de los flashes.

Comentó que escribe para testimoniar aunque no ocultó una cierta frustración por su trabajo y rescató de Dagerman "la paradoja del escritor, que le gustaría escribir para la gente que muere de hambre pero en realidad escribe para gente que tiene suficiente para comer". (...) EFE




* o sublinhado é inveja da mais pura.

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Richard Burton em Bitter Victory, de Nicholas Ray.